Una vez realizado el informe y firmado por mi parte, es el momento, si el abogado o la sala lo requieren, de rendir cuentas del informe.

Por mi experiencia, cuando hay un peritaje informático de por medio, se suele llegar a un acuerdo entre las partes justo antes de entrar al juzgado correspondiente. En ese preciso momento los nervios están a flor de piel, en el fondo nadie quiere entrar porque saben que las consecuencias de lo que dicte el juez suelen ser definitivas y según la causa, puede que alguna de las partes se esté planteando que dados los hechos presentados, sea mejor un acuerdo que no implique una sentencia.

En caso de que todo siga su curso, como perito, siempre entramos a sala los últimos, una vez se han hecho las alegaciones iniciales y han pasado todos los testigos. Hay que tener en cuenta que el perito no está en sala antes de que sea llamado, por lo que no sabe muy bien cómo van las cosas y por donde van los tiros.

Es aquí done la experiencia y la seguridad en el informe realizado tienen que verse reflejadas en la calma y la seguridad que tenemos que tener como peritos. Como tales, no nos preocupa lo que haya pasado antes, después, u otros motivos que puedan afectar al desarrollo de la sentencia. Nuestro trabajo es defender el informe que hemos redactado ante las preguntas de todos los abogados presentes o del propio juez si así lo requiriera.

Si se trata de un abogado del lado del que solicita la pericial, suele ser un coser y cantar, ya que ellos mismos te van facilitar las preguntas que te van a realizar. Donde empieza lo realmente apasionante es cuando has de responder a las preguntas de los abogados contrarios, que van a intentar descalabrar el informe de todas las maneras posibles. Es por este detalle que personalmente, cundo la parte que me contrata quiere hacer ciertas apreciaciones en el informe que le benefician, si estas ponen en peligro la integridad del informe o apuntan hacia un renuncio, es mejor no ponerlas o tratar de ponerlas de una forma que no deje lugar a dudas o a preguntas capciosas de la otra parte, que pueden hacer desestabilizar la credibilidad del perito.

En algunas ocaciones he tenido que realizar un careo con un perito contrario, lo cual es todavía más intenso y es donde los argumentos descritos en el informe van a ser la piedra roseta de los argumentos que emitas en sala. No hay ninguna disputa en todo esto, se trata de tu opinión experta contra la suya.

Si bien muchos abogados, especialmente los de la parte contrario, tienen costumbre de tergiversar términos y solicitar opiniones que quizás requirieran un nuevo informe, el juez siempre está de parte del perito y lo va a defender en caso de que las preguntas no sean relevantes o sean especialmente insidiosas.

Por poner un ejemplo, una vez un abogado, queriendo poner mucha importancia en el número de películas ilegales que se hallaban en un disco duro me inquirió «¿40 películas ilegales son muchas o pocas, señor perito?, a lo que le respondí «40 películas son 40 películas, muchas o pocas, es una apreciación que no varía en absoluto las conclusiones de mi informe. Volvió a preguntar lo mismo «Pero son muchas, ¿no?», una vez más le dije que 40 eran 40, que no podría determinar si son muchas o no si no me da elementos de comparación, y aun así sería una apreciación subjetiva. A la tercera vez que me preguntó lo mismo, con e fin de que yo dijera algo tipo «40 son una barbaridad», el juez le cortó por lo sano con un «El perito ya le ha respondido, por favor, siguiente pregunta si tiene más». Automáticamente el abogado, por esta y otras acciones se descalificó a si mismo y no tuvo más remedio que aceptar las conclusiones de mi pericial.